Por Ricardo Rodríguez Roa de Ovejero Noticias
Kirill hizo un llamado a mantener la paz y la cooperación en el continente blanco, ante una decena de científicos y autoridades.
Punta Arenas.- “La Antártica es un ejemplo de paz, convivencia y armonía”, manifestó ayer el Patriarca ortodoxo ruso, Kirill, durante una misa en la catedral más austral del planeta, la iglesia de la Santísima Trinidad, ubicada en la base rusa de Bellingshausen, en la Isla Rey Jorge.
Una decena de científicos chilenos, uruguayos, polacos, coreanos y chinos siguieron atentos el oficio religioso realizado en ruso, con traducción al inglés. Las bases de los distintos países están a poca distancia en Isla Rey Jorge, y es común que intercambien conocimientos y participen en actividades conjuntas. La ceremonia fue cinco días después del histórico encuentro en La Habana, Cuba, entre un patriarca de la principal Iglesia Ortodoxa y un Papa católico romano, luego del cisma que las separó hace casi mil años.
“Fue un momento único; me quedo con el llamado a la unidad. Somos un ejemplo de convivencia y debemos proyectarlo al mundo”, expresó Marcelo González, investigador del Instituto Antártico Chileno.
“Es importante su visita, porque ayuda a crear conciencia, a poner los ojos del mundo en este lugar, donde todavía la paz es visible”, expresó Alejo Contreras, expedicionario polar. Aunque monjes ya habían oficiado misas en la iglesia de madera con capacidad para 30 personas, esta fue la primera vez que la máxima autoridad eclesiástica de esa confesión iba hasta allá.
La autoridad religiosa arribó al continente blanco cerca de las 15 horas de ayer, en compañía de una delegación de 50 personas, entre periodistas rusos, ucranianos y monjes ortodoxos. Se tomó fotografías y se subió a un zódiac para visitar la colonia de pingüinos papua que habita en Isla Ardley, al sudoeste de la península Fildes. Cerca de las 20:00 horas regresó a Punta Arenas y alojó en el hotel Cabo de Hornos.
Logística chilena
Kirill había arribado el martes al aeropuerto Carlos Ibáñez del Campo, en Punta Arenas. Ahí lo recibieron el intendente, Jorge Flies, y el obispo Bernardo Bastres. “Que Dios bendiga este territorio, y gracias por permitirme llegar a este lado del mundo”, fueron sus primeras palabras.
Las malas condiciones climáticas atrasaron en un día la visita del religioso al continente blanco. “Fue una visita de carácter no oficial y nos pidieron mucha prudencia”, explicó Flies, quien valoró que la ciudad austral sea la elegida para apoyar la logística de las autoridades, científicos y artistas de todo el mundo que viajan a las bases.
“Somos la puerta de entrada a la Antártica no solo en teoría, sino que en los hechos, y esta es una señal potente al mundo, para el país y la región”, precisó. La visita pasó inadvertida en la ciudad austral, dado el relativo hermetismo. Kirill caminó por la costanera que da al Estrecho de Magallanes junto a un séquito de sacerdotes ortodoxos que lo acompañaban y recorrió con ellos en un vehículo los principales atractivos de la ciudad.
Primera vez que la máxima autoridad de la Iglesia Ortodoxa viaja a la Antártica.