sábado , 23 septiembre 2023

Mirar para otro lado. Primeras imágenes del naufragio

Por Lorenzo Quijano para El Espejo Diario

Uno de los principales blasones que debiera exhibir un gobernante para persuadir a los electores de que le permitan acceder a un nuevo mandato, debiera ser una gestión productiva y exitosa. No es el caso de la Gestión Peralta.

peralta(6) (1)

La Gestión Peralta lleva ya seis años, un periodo y medio y como diría mi amigo trasandino, “ni una papa pelá”. Muy por el contrario, el deterioro general de la provincia es notorio y palpable a flor de piel y es un síntoma más del terrible mal que se nos ha inoculado hace ya veinte años y que ahora inicia su etapa terminal.

El mal pudo haberse parado a tiempo, pero la falta de voluntad política o lo que es peor, la incapacidad política, sólo logró que se acrecentaran los síntomas y el mal siguiera agravándose.

Esa incapacidad negligente durante casi doce años, (no vamos a dejar a fuera de la responsabilidad que les corresponde al fugitivo Acevedo ni al incompetente Sancho), hizo que se intentara tapar con curitas las pústulas sangrantes que revelaban el deterioro interior del cuerpo social e institucional de la provincia.

Los episodios de Las Heras que produjeron la muerte de Sayago, las crisis cíclicas del agua en la Zona Norte, los hechos de inseguridad en toda la provincia pero con mayor resonancia en Caleta Olivia, Río Gallegos y El Calafate, el creciente deterioro de la atención de la salud (que nunca fue pública y gratuita y mucho menos Nac&Pop), con los hospitales sin insumos y con cada vez menos profesionales; la educación con escuelas que se caen a pedazos e insuficientes para albergar a la población estudiantil que crece año tras año y con un plantel docente huelguista crónico y tan “estresado” que necesitan frecuentes “carpetas psiquiátricas”.

A este panorama se le suma la imparable migración de familias enteras de todos los puntos de la República y de países limítrofes que llegan engañados a la “Provincia de la Presidenta” creyendo que hallarán Eldorado o la Ciudad de los Césares y sólo se encuentran con una provincia desvalida e inutilizada para su desarrollo social, político y económico. Con este panorama, a estos migrantes les quedan dos opciones: regresar a sus lugares de origen o sobrevivir con subsidios logrados a fuerza de piquetes.

Contra toda lógica política, ante la creciente crisis ocupacional de la población, en lugar de diseñar Políticas de Estado de desarrollo y producción, el Gobierno Provincial se preocupó más por poner parches aquí y allá desangrando las finanzas provinciales en nuevos salarios de una ya superpoblada administración pública y en subsidios prebendarios distribuidos en sectores productivos que, a raíz de la ausencia de desarrollo, se han transformado en bolsones de mano de obra ociosa pero rentada.

Así las cosas, con una economía comprometida, a la administración Peralta sólo le quedan dos caminos: el endeudamiento de la provincia para afrontar los gastos superlativos producto de la mala administración o los constantes pedidos de asistencia financiera al Gobierno Nacional.

La primera opción quedó truncada definitivamente por la negativa rotunda de los diputados provinciales K, (más preocupados por el rédito mediático que por el futuro financiero de la provincia), por lo que las aspiraciones de una autonomía comprometida de Peralta, quedaron en el olvido. No quedó otro remedio que agachar las orejas y sentarse a dialogar con el Gobierno Nacional, adquiriendo así otra deuda no menos peligrosa: la deuda política.

En el “Manual de Procedimientos K”, una de las premisas fundamentales es: “Los favores recibidos, tarde o temprano, se pagan. Esto es así”. A través de las frecuentes visitas de Julio De Vido a la provincia, el Gobierno Nacional se lo recuerda constantemente al otrora levantisco Daniel Peralta.

La administración provincial continúa a los tumbos su camino accidentado rumbo al 2015. A medida que la carreta avanza penosamente, algunos melones se acomodan y otros, irremediablemente, se quedan en el camino. En tanto, el ciudadano común… bien, gracias… O tal vez no del todo bien, pero eso no parece importarle a nadie de aquellos a los que les debería iportar.

Ver también

Cañadon Seco: Defensa de los recursos económicos, sociales y laborales

La misma quedó plasmada en el acta – compromiso que se firmó el sábado 26 …

Deja una respuesta