Río Gallegos.- Los médicos que asistieron a la niña Abigail Tortello, indicaron que sospecharon que era víctima de maltrato infantil, pero una consulta al Hospital Garrahan en Buenos Aires, confirmó las desconfianzas contra los padres de la beba de 7 meses acusados de homicidio.
El pediatra Eduardo Taborda, indicó las veces que la niña fue asistida en el Hospital Regional de Río Gallegos, y que una vez la asistió por una celulitis facial (una infección que afecta a la piel). Allí había sospechas de maltrato intrafamiliar, ya que se le habían detectado lesiones y fracturas por unas radiografías que se le efectuaron. Ante los presuntos maltratos físicos, se envió un informe a la Defensoría del Menor a cargo de Claudia Tejedor.
Precisó que fue internada en dos ocasiones, del 17 al 19 de abril cuando tenía 2 meses y del 15 al 13 de mayo cuando tenía 3 meses la pequeña. En la última internación surgieron las sospechas, por una lesión visible en una oreja y un dedo, y ante la consulta a los padres sobre estás heridas, éstos brindaban “un discurso contradictorio”.
Pero más allá de las sospechas sobre maltrato, los médicos presumían de una presunta displasia (Anomalía en el desarrollo de un tejido, de un órgano o de una parte anatómica del organismo).
“Pensamos en una enfermedad y no maltrato”, dijo Taborda ante una consulta del defensor oficial Raúl Guerrero de Carlos Tortello.
También el profesional indicó que tuvo contacto con los padres de la víctima, y explicó que Karla Orellano se mostró con “la iniciativa” de establecer el origen de las lesiones a su hija, mientras que su pareja fue “indiferente”, ante una pregunta del defensor oficial Santiago Lozada, represente de Orellano.
El pediatra, además confeso que internaron a la niña, para “resguardarla” del presunto maltrato. Fue allí que explicó sobre la interconsulta con colegas del Hospital Garrahan en Buenos Aires ante la probable displasia, pero tras analizarse las fotografías y las radiografías, se advirtió que la niña era víctima de violencia.
El médico neurólogo, Silvestre Moreno, fue quien decretó la muerte cerebral de la víctima en agosto de 2014 cuando se encontraba en el Hospital Regional, luego de ingresar cinco días antes, luego que su padre Carlos Tortello, adujera que se le cayó de una mesa cuando le cambiaba los pañales.
Al prestar testimonio esta mañana durante el juicio que se celebra la Cámara de la Primera Circunscripción Judicial de Santa Cruz, aseguró que no recuerda haber visto lesión externa en el cuerpo de la niña. Explicó que sólo constató si estaba con muerte cerebral y no las causas.
Moreno se encuentra jubilado, pero presta servicios en consultorios externos al Hospital Regional.
También fueron citados una pareja que alquilaba en el domicilio de los acusados, ubicado en calle Junín 1092 en el barrio Belgrano de Río Gallegos. Solicitados por la defensa de Orellano, Teresa Micheli, indicó que ellos residían en el parte posterior donde residía la joven pareja, en momentos que la imputada se encontraba embarazada.
La testigo indicó que una noche, Orellano fue a su casa, estuvo con su hija, y en ese momento fue Tortello, quien se mostró molesto con su novia, y la golpeó delante de ellas, y la insultó.
Aseguró que fue el único episodio de violencia que presencio.
Ante la consulta de consumo de drogas o alcohol por parte de la pareja, la mujer dijo que no tenía conocimiento al respecto.
Guerrero le preguntó sobre la relación de Orellano con su hijo de unos 6 años – niño de una relación de la acusada con otra pareja -, afirmó que le pegaba y le “gritaba como loca”. Y que en algún momento ella le aconsejó que no lo hiciera.
También el esposo de Micheli, Carlos Videla, prestó declaración, e indicó cuando Tortello fue a buscar a su pareja a su casa, se encontraba “alterado”. Además confirmó que era frecuente que Orellano le gritara a su hijo, porque este le decía insultos.
Natalia Irene Gordillo, una enfermera del Hospital Regional que fue en la ambulancia al domicilio de los acusados el 20 de agosto de 2014 cuando se alertó de la urgencia por una presunta caída de una mesa de la niña, afirmó que cuando arribaron, Tortello se encontraba en la calle. Que ingresó el médico, y sacó a la bebé “placida, pálida, y no respondía”.
Comentó que en el trasladado al hospital duró unos cinco minutos, y junto al médico realizaban las tareas de reanimación porque la niña no tenía signos vitales, el padre se encontraba “tranquilo”.
Otra de las testigos, Claudia Zarzosa, una empleada municipal y compañera de trabajo Orellano cuando presentaba servicios en el Vaciadero, señaló que a pesar que no eran amigas, intercambiaban mensajes de texto y en algunos casos ella le brindaba consejos para su relación con Tortello. En una oportunidad, la joven le envió un mensaje donde le escribió: “Entre el bebé y el flaco (por Tortello) estoy repodrida”. También aclaró que a pesar de la confianza, ella nunca le indicó que era víctima de violencia de género.
Zarzosa la encontró en el Hospital Regional el 20 de agosto, cuando la niña ingresó en grave estado. Ella se quedó allí para conocer el estado de la beba, mientras que Orellano fue trasladada a la Comisaría Cuarta para preste declaración. La testigo comentó que luego le envió una mensaje preguntándole si “había mucha gente” en el hospital. Dijo que cuando regresó “la veía muy tranquila cómo si no se diera cuenta de lo que pasaba”.
Se conoció que una operadora familiar, una psicología, y una abogada de la Dirección General de Políticas de Niñez, Adolescencia y Familia de la Municipalidad de Río Gallegos se encuentran en el marco de la causa imputadas por “abandono de persona”.
Se estima que mañana por la tarde se conozcan los alegatos, y a fines de la próxima semana la sentencia. (ANA)