Manuel Contreras, quien comandó la policía secreta de la dictadura de Augusto Pinochet y está condenado a 266 años de prisión por crímenes de lesa humanidad es uno de los ex altos oficiales del Ejército que permanecía alojado en el penal Cordillera y que durante la madrugada de ayer fue trasladado a Punta Peuco, otro recinto carcelario que alberga a represores.
Lo nueve ex altos oficiales del Ejército de Chile que estaban alojados en el penal Cordillera por graves violaciones de derechos humanos fueron trasladados ayer a la madrugada a otro centro de reclusión, luego de que el presidente Sebastián Piñera anunciara la semana pasada el cierre de aquel establecimiento.
Los reos fueron llevados a Punta Peuco, la otra prisión exclusiva para culpables de haber violado derechos humanos durante la última dictadura (1973-90), emplazada a 35 kilómetros al norte de Santiago y en la que había hasta ayer 44 presos.
Entre los trasladados está el general retirado Manuel Contreras, quien comandó la policía secreta de la dictadura y está condenado a 266 años de prisión por crímenes de lesa humanidad.
Los internos de Cordillera eran 10, pero en la madrugada del sábado se suicidó uno de ellos, el ex director de la Central Nacional de Informaciones (CNI) Odlanier Mena, de 87 años, mientras hacía uso de la franquicia de pasar fuera de la cárcel los fines de semana, que se le había concedido en 2011.
“Fue un procedimiento brillante que se realizó con absoluta normalidad y prontitud, dentro de lo planificado”, aseguró el director de Gendarmería (servicio penitenciario), Marcos Fuentes.
“La llegada a este recinto (Punta Peuco) se realizó sin novedades y todos los internos están en buenas condiciones”, agregó el funcionario, según reportaron las agencias de noticias ANSA y DPA.
Fuentes detalló que los reos fueron sometidos a una revisión médica y luego se les entregó una cartilla donde constan los derechos y las obligaciones que tendrán en el nuevo sitio de reclusión.
El operativo se efectuó bajo estrictas medidas de seguridad y los reclusos fueron trasladados en tres carros de Gendarmería que, al salir del penal Cordillera, resultaron apedreados por manifestantes que gritaban “asesinos, asesinos”.
En las afueras de la prisión permanecía un millar de personas que había aguardado ese momento durante toda la jornada del sábado, durante la cual empapelaron la fachada con fotos de las víctimas y encendieron cirios en la calle, en memoria de ellas.
Piñera anunció el cierre del penal Cordillera el jueves y si bien entonces no precisó cuándo ocurriría -“en el momento oportuno”, dijo, anteanoche ratificó la medida cuando corrían versiones de que podría posponerla tras el suicidio de Mena.
El mandatario maduraba esa decisión luego de que el 10 de este mes, un día antes de que se cumplieran 40 años del golpe de estado que instaló la dictadura, Contreras hiciera declaraciones públicas que evidenciaron ciertos privilegios para su situación.
La polémica se agudizó días más tarde, cuando gendarmes a largo de la custodia de los presos denunciaron las condiciones exclusivas del penal, con cancha de tenis y televisión por cable, entre otras comodidades, que configuran una situación muy diferente de la de las cárceles comunes.
A esas declaraciones se agregó en los últimos días la versión de que se preparaba un asado en homenaje de Miguel Krassnoff, otro ex integrante de la policía secreta y también recluido hasta el sábado en Cordillera.
En ese contexto, la fiscal de la Corte de Apelaciones de Santiago, María Loreto Gutiérrez, tras inspeccionar el penal el lunes pasado, describió que los 10 reos allí alojados estaban distribuidos en cinco cabañas que contaban, cada una, con baño completo, duchas, agua caliente, comedor, luz natural, buena ventilación y otras comodidades, como radio y televisión.
El penal Cordillera, emplazado dentro de la sede del Comando de Telecomunicaciones del Ejército, fue creado el 22 de noviembre de 2004, bajo el gobierno del presidente Ricardo Lagos.