POR LUCÍA SALINAS
Mientras un magistrado evita involucrarlo en un caso por lavado, podrían quitarle una concesión clave en Santa Cruz.
Lázaro Báez viene zafando en el frente judicial, pero se le complican algunos negocios millonarios. El gobierno de Santa Cruz podría avanzar en la caducidad de las áreas de explotación petroleras que tienen desde 2008 las empresas Misahar y Epsur, propiedad de Lázaro Báez. Las empresas recibieron más de diez intimaciones del Instituto de Energía de Santa Cruz (IESC). La última fue hace cinco meses y todas ellas reclaman los planes de inversiones comprometidos.
Para salir de la crítica situación que atraviesa en la actividad petrolera, en medio de lasdenuncias por lavado de dinero durante 2013, Báez buscó asociarse con la petrolera Bridas para evitar que le quiten la concesión sobre siete áreas marginales. La precaria situación del desempeño de las operadoras de Lázaro Báez significaron el pago de 40 mil dólares de multa al Estado provincial y aún tiene una multa en suspenso por 760 mil dólares.
El empresario K no desiste en su idea de lograr que el grupo Bridas, conducido por los hermanos Bulgheroni, se convierta en socios de Epsur y Misahar, sin embargo la situación se complicó ante las investigaciones que impulsó la Comisión de Valores de los Estados Unidos por el presunto pago de sobornos en 2007 al extender la explotación del yacimiento Cerro Dragón a favor de la empresa Pan American Energy. Fuentes provinciales confiaron a Clarín que la negociación no se dio «por finalizada», pero tampoco hubo avances en los últimos meses por la mencionada situación: «Las petroleras de Báez no presentaron documentación nueva al respecto», plantearon.
Esta etapa puede ser determinante para el empresario K, ya que se constatará la información presentada con las inspecciones realizadas a las áreas que tiene bajo su concesión. Báez podría recibir la peor de las noticias y es que le retiren las áreas de exploración que tiene. Lejos de creer que son áreas sin valor, la exploración podría determinar una importante riqueza en hidrocarburos, pero eso requiere una importante inversión que Lázaro no puede solventar. Cuando en 2007 ganó una polémica licitación que lo favoreció junto a Cristóbal López, autoridades provinciales le recomendaron a Báez que busque un socio que le permita cumplir
Las dos empresas petroleras del empresario investigado por presunto lavado de dinero fueron beneficiadas con los yacimientos Meseta Cerón Chico, Río Guenguel y Paso Fuhr, donde el compromiso de inversión era la perforación de tres pozos en los tres primeros años. A febrero del 2012 no se había concretado ninguno los trabajos prometidos. En el yacimiento denominado Sur Río Deseado no se realizó ningún anuncio de inversiones ni actividad.
Desde la petrolera Epsur respondieron al IESC con una única respuesta: «Se perforó un pozo», esperando que sea un planteo suficiente para evitar que el gobierno de Daniel Peralta (un kirchnerista ahora algo alejado de Cristina) le caducara las áreas. El costo del único trabajo realizado, según se informó, significó una suma de U$S 13 millones.
Con Misahar, la familia Báez hizo un compromiso de perforación de tres pozos en los primeros años en el área de Tapi Aike que no se realizaron. El yacimiento El Turbio y Turbio Este tampoco registraron trabajos a la fecha. Las áreas son marginales y requieren de mucho trabajo para conocer su potencialidad, por ahora sólo son áreas de exploración. Báez ofertó por todas las áreas una suma de $ 80.727.000.
Las denuncias por lavado de dinero que recaen sobre Lázaro Báez no fueron gratuitas para su grupo empresarial. Él sigue defendiendo su inocencia y argumentando que todo responde a una «gran operación de prensa» para perjudicar su relación con Cristina Kirchner.
Entre sus negocios, el petrolero es uno de los más complicados. «Carece de experiencia en el mercado y nunca buscó gente especializada para sus empresas», contó un ex integrante de las petroleras. Los presidentes de Epsur y Misajar cambiaron permanentemente, algunos argumentaron su salida en la «falta de organización y buen manejo del mercado», según pudo reconstruir este medio.
Las dos petroleras son de las más irregulares del conjunto de empresas de Báez: no invierte, no logra producir, la documentación es desordenada y tal como publicó Clarín, Epsur y Misahar incumplen con las reglas burocráticas que los registros públicos le exigen tener a las sociedades comerciales. Misahar recién hizo oficial un aumento de capital durante este año. Sólo declaraba un capital inicial de $ 260. En el caso de Epsur, presentó su documentación ante la IGJ omitiendo las publicaciones que corresponden ser difundidas en el Boletín Oficial.
Una decisión política podría salvar a Báez y desde el entorno confirman que es lo que se está negociando.