Chubut.- El descarte al mar de Rawson de más de 8 toneladas de langostinos y especies acompañantes desde el barco «Vierasa Dieciséis», que fue grabado por los propios marineros el 29 de setiembre, y dado a conocer por El Patagónico, sigue generando indignación y reacciones, como la del especialista en pesca, Guillermo Cañete. Desde la Fundación Vida Silvestre definió el caso como de una «inconciencia tremenda».
El técnico del área pesca de la Fundación Vida Silvestre, Guillermo Cañete, fue consultado por Radio Del Mar por el criminal descarte al mar de más de 8 toneladas de langostino que, con sus respectivas especies acompañantes, realizó la tripulación del buque «Vierasa Dieciséis» el 29 de setiembre por orden expresa del capitán y responsable de captura, quien previamente había ignorado la recomendación de los marineros de no seguir pescando ya que «el pozo» estaba completo.
«Esto que sucedió, afortunadamente no es una práctica habitual pero lamentablemente existe y se repite. Es una práctica no responsable. El video es de una brutalidad manifiesta y una inconciencia y falta de responsabilidad tremenda. Este tipo de cosas no pueden seguir pasando», expresó Guillermo Cañete al ser consultado por lo sucedido por Radio Del Mar.
Para Cañete, lo sucedido guarda estrecha relación con «quien está a cargo de la pesca. La empresa pone un español, un capitán que hace otras tareas y no está encargado ciento por ciento de la pesca. Esto lo que ocasiona es que, ante la falta de responsabilidad, se cometan estas acciones que son una verdadera afrenta al patrimonio natural de los argentinos», expresó.
El especialista, por otro lado, remarcó que no se trata de una práctica permanente, pero sí reconoció que la misma se produce mucho más de lo aconsejable que, en realidad, debería ser nunca.
«No podemos tener una estadística precisa al respecto, pero sí se puede asegurar que en el Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero (INIDEP) se indica que, entre descarte y subdeclaración, son 130.000 toneladas anuales las que se malogran, alguna vuelve al mar y otra no se declara ni tributa lo que corresponde», explicó.
El descarte no solo genera un perjuicio biológico, sino también económico y social ya que es captura que no rinde su fruto, por haber sido pescada cuando todavía es especie juvenil o por haber evadido la serie de controles que existen para proteger a los ejemplares y a la riqueza que el mar produce.
Cañete advirtió que con el cambio del tiempo, sobre todo si se lo compara con la depredación producida en los 90, el descarte se redujo pero dijo que es necesario «seguir trabajando, tanto en artes como en conciencia, para que estas prácticas salvajes no vuelvan a concretarse», concluyó. (El Patagónico)