Los jueces de la Sala II de la Cámara Federal, Horacio Cattani, Martín Irurzun y Eduardo Farah, tienen suspendida la resolución sobre el procesamiento de laex presidente Cristina Kirchner en la causa del dólar futuro. No pueden decidir si confirman o revocan el procesamiento porque están recusados por la ex mandataria. Y la recusación en su contra no está resuelta.
Son sus colegas de la Sala I de la Cámara, Jorge Ballestero y Eduardo Freiler, quienes deben resolver el pedido de apartamiento. Y esa decisión podría cambiar el estado actual de la causa: si los magistrados de la sala II son apartados, el procesamiento de Cristina Kirchner quedará en manos de Ballestero y Freiler, a quienes en tribunales se los considera más cercanos al kirchnerismo.
Si eso ocurre, los jueces concentrarán en sus manos el futuro judicial de la ex y del actual presidente. Ballestero, Freiler, y en este caso Farah, deben resolver la causa de las escuchas ilegales contra Mauricio Macri. Y lo que deben determinar es si lo mandan a juicio oral.
El juez Claudio Bonadio procesó el 13 de mayo a Cristina Kirchner, al ex ministro de Economía y actual diputado Axel Kicillof, al ex titular del Banco Central de la República Argentina (BCRA) Alejandro Vanoli y a otras 12 personas por la venta de dólar futuro.
La ex presidente recusó a Bonadio pero fue confirmado por Cattani, Irurzun y Farah. Ante esa decisión, la ex presidente también pidió el apartamiento de los jueces de la Sala II porque entendió que al ratificar a Bonadio en la causa formaban parte del mismo prevaricato del juez de primera instancia y porque, además, fueron denunciados penalmente por diputados del Frente para la Victoria.
La Cámara Federal tiene dos salas y cuando los integrantes de una son recusados deben resolver ese planteo los de la otra. Así, el caso pasó a la Sala I.
La Sala I está integrada por Ballestero, Freiler y Farah como subrogante; y la II por Cattani, Irurzun y Farah. Los cinco jueces tienen sus despachos en el segundo piso de los tribunales de Comdoro Py uno al lado del otro o enfrente.
Cattani y Farah rechazaron el 9 de mayo la recusación de Cristina Kichner e Irurzun hizo lo propio el dos de junio. Los magistrados señalaron que no había fundamentos para apartarse y que la denuncia penal en su contra fue posterior a la recusación. Luego, los camaristas de Sala I le pidieron al juez Bonadio la causa principal para su análisis.
Mientras se daba todo el proceso, los jueces de la Sala II recibieron el 27 de mayo los procesamientos de la causa. Se debe fijar una fecha de audiencia con las partes para luego resolver si confirman los procesamientos –lo que dejaría a Cristina Kirchner y al resto de los acusados a un paso del juicio oral– o los revoca. Pero nada de eso pasó por la recusación.
«No hay preocupación en los jueces. Saben que puede pasar cualquier cosa«, le dijo a Infobae una fuente de la Sala II.
La resolución es clave. Si la recusación es rechazada seguirán en el caso los jueces de la Sala II. Pero si Ballestero y Freiler apartan a sus colegas, ellos se quedarán con el caso. Si hay distintas posturas entre los jueces se deberá convocar a un tercero para que desempate.
Freiler y Ballestero han tenido fallos favorables a la ex presidente. Fueron los camaristas que confirmaron la desestimación de la denuncia del fallecido fiscal Alberto Nisman por el encubrimiento de los acusados del atentado a la AMIA y los que apartaron a Bonadio de la causa «Hotesur».
Si los camaristas se quedan con la causa del dólar futuro tendrán en su poder el futuro judicial de Cristina Kichner y de Macri. En el caso de la ex presidente deberán resolver si confirman su procesamiento o la sobreseen.
Y en el de Macri si lo envían a juicio oral en la causa de las escuchas ilegales o confirman su sobreseimiento, como dictó en diciembre del año pasado el juez Sebastián Casanello.
En la causa contra Macri la decisión es de los jueces Ballestero, Freiler y Farah.
Los mismos camaristas confirmaron en julio de 2010 el procesamiento del entonces jefe de gobierno porteño por cuatro delitos –entre ellos asociación ilícita– y dijeron que Macri «conoció y prestó su consentimiento para instalar en el ámbito del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires un aparato de inteligencia prohibido, del que se habría servido» para escuchar a su cuñado, Néstor Leonardo, quien ahora está pidiendo que vaya a juicio oral.