Sin embargo, estudios privados como los de la UCA advertían que entonces la pobreza se ubicaba en un rango entre 25,6 a 27,5 por ciento de la población, con lo cual cerca de 11 millones de argentinos no llegaban a cubrir sus necesidades básicas. Para la UCA, la indigencia abarcaba un rango entre 5,1 y 5,5 por ciento (unas 2,2 millones de personas).

Es decir que la adulteración de los datos del INDEC, como inflación y PBI, que incidieron en las mediciones de pobreza e indigencia del gobierno de Cristina Kirchner, ocultaban unos 9 millones de pobres por efecto del «apagón estadístico» al que se sometió a la administración pública.

Otros estudios similares, como el de CIFRA de la CTA, advertían en 2013, cuando el INDEC cesó la divulgación de sus informes sociales, que la pobreza afectaba a 18,2% de la población, y la indigencia, a 4,4 por ciento (7,6 millones y 1,8 millones, respectivamente).