El lapidario informe del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), que preside Horacio Verbitsky, golpeó duro al jefe del Ejército, César Milani, que tuvo que salir a aclarar las declaraciones que hizo durante una entrevista que brindó el pasado fin de semana al diario Página 12.
El periodista Raúl Kollmann contó que Milani le pidió una «aclaración» respecto de sus dichos sobre la desaparición del soldado Alberto Ledo. «Cuando un soldado no se presentaba en cinco noches y cinco días, se hacían las actuaciones por deserción. En Tucumán se informó en aquel momento que Ledo había desertado. Es obvio que no fue así», afirmó el domingo pasado el jefe del Ejército, en diálogo con ese matutino.
Ayer, el CELS citó ese fragmento de la entrevista en el escrito que envió a la Comisión de Acuerdos del Senado para impugnar la designación del nuevo jefe del Ejército y remarcó la gravedad del hecho de que Milani haya obviado mencionar su participación en el sumario de deserción del soldado Ledo: «Esto confirma la relevancia que tiene este caso, sobre todo si quien lo dice es el oficial instructor del sumario de deserción [por Milani], al que no hizo referencia en la entrevista», advirtió el documento del organismo.
En la edición de Página 12, el periodista aclaró que durante la entrevista publicada el domingo pasado Milani había admitido que él fue quien firmó el documento de deserción de Ledo, pero agregó una declaración del jefe del Ejército que no estaba en la nota del domingo pasado: «Durante la entrevista del fin de semana, Milani también me dijo que él firmó el expediente que se hizo después en La Rioja por la deserción de Ledo: »Éramos cuatro subtenientes y nos tocaban los expedientes por azar para la firma», escribe Kollman.
Es decir, que Milani ahora admitió que intervino en el sumario de deserción del soldado Ledo, que fue su asistente y desapareció en 1976. El CELS destacó ayer que «los sumarios de deserción fueron el modo de encubrir la desaparición de soldados» y advirtió que el caso Ledo «llamativamente no aparece en el listado de conscriptos desaparecidos» elaborado por el Ministerio de Defensa en 2009.
Muchas más preguntas caben sobre este particular. Basta recordar que Milani arribó al cargo de jefe del Ejército después de ganarse la confianza del Poder Ejecutivo por sus labores en las áreas de inteligencia de esa fuerza, que es la que mayores incrementos presupuestarios recibió en los últimos años, llegando a los 300 millones de pesos por año, de los cuales no habría pormenorizadas rendiciones de gastos y sobradas sospechas sobre su empleo. ¿Sabrá Milani algunas cosas molestas para el poder político que le aseguran su continuidad al frente del Ejército? ¿O necesitará el gobierno kirchnerista de alguien como Milani para conducir un ejército de espías a su servicio?
Fuente La nacion