Por Carlos Zapico para El Espejo Diario
Mañana viernes 27 de Diciembre el Automóvil Club Río Gallegos cumplirá sus primeros cincuenta años de existencia, habiendo nacido a la luz de esfuerzos personales y grupales de los años 60, pero fundamentalmente de una raigambre que venía desde hacía ya bastantes años atrás.
El Primer Gran Premio de Turismo de Carretera llega en 1938 para alborotar la tranquilidad del pueblito y revoluciona de alguna manera las mentes de los enamorados de la aventura, que en medio del polvo de las calles, las lagunas que se formaban en las esquinas, hacían tronar sus autos (los que lo tenían) emulando lo que habían visto.
La aventura de la velocidad se repitió en 1942 y en 1949 con los grandes premios al sur del país, una idea primigenia que abrió caminos y que mostró lugares y gentes que de otra manera era muy difícil que se conocieran, pero con la cuestión de las carreras que por aquel tiempo se llamaron “Raíd de larga distancia”, se fue poblando el país de aventureros y entusiastas con el tema.
A tal punto había calado hondo la cosa que en febrero de 1950 un grupo de primigenios dirigentes como los hermanos Tresguerres, Herminio Devito, Pastor Magnoni y Guillermo Hawkins crean el primer Automóvil Club y organizan el primer Gran Premio General San Martín, que ganara el comodorense José Rozas Ferré quien fuera junto al chileno Juan Stipicic los dos únicos que terminaban la contienda, siendo Stipicic el ganador de la última etapa, acompañado de su esposa Genoveva Varas.
Fue tanto el entusiasmo que muchos pilotos locales concurrían a Punta Arenas en Chile, para correr las competencias de Ford T que allí se realizaban, destacándose a Héctor “Coco” Fadul , José Salgado y Pablo Soto entre los mas reconocidos.
Como habrá sido que antes de que termine el año, el Comisionado Municipal (Intendente) Orlando Parolín junto al secretario Benjamín Veron, crearon la Comisión Municipal de Automovilismo, que se dedicó de lleno a organizar carreras por las calles de la ciudad con esos autos, y los jóvenes locales ya “picaban” en medio del polvo de las calles y esquivando los postes de energía que estaban colocados en el medio, pero siempre controlados por los municipales, comisión que encabezó Adolfo “Pucho” Mallo y que tuvo nombres como Eusebio Ilhero, Nazario Traba, Herminio Devito y muchos mas que arrancaron con la cuestión.
Luego vendría la época de intercambio automovilístico con los chilenos de Punta Arenas, lo que se da a partir de un esfuerzo y empuje del Atlético Boeing Club que llevado por su presidente Alberto Raúl Segovia, conforman una subcomisión de carreras que tiene en aquel gran premio “Abrazo del Estrecho” de 1963 el arranque de la actividad en el medio y se producen esfuerzos mas que especiales para llevarlo adelante y la idea cada vez toma mas cuerpo.
Si bien desde la institución que fue generadora de muchas otras cosas en la ciudad, se manejaba el tema por los contactos de Alberto Segovia con los chilenos y con un dirigente al frente como Mateo Karmelich del orto lado, un importante grupo de jóvenes pretendían conformar algo propio, lo que también era alentado por la gente del Boeing porque se pretendía compartir esfuerzos que eran muchos.
Reuniones en la casa de Alfredo Blaser en la calle Chacabuco, reuniones en otros lugares y finalmente llegado el final del año, (27 de Diciembre) la reunión que se diera en el Río Gallegos Tennis Club en su primer piso, donde ese día se congregaron todos los entusiasmados con la cuestión, y nació el Automóvil Club Río Gallegos.
La otra noche en los festejos del aniversario y con la presencia de varios de aquellos fundadores, nos preguntábamos que pasaría por sus cabezas a 50 años de distancia y como lo verían ahora, pero lo cierto es que allí estaban otra vez compartiendo la aventura de la velocidad, con la misma alegría y entusiasmo que lo habían hecho tanto tiempo atrás.
Allí comenzó un primer tiempo que tuvo en el intercambio con los chilenos su época de apogeo, donde estos traían incluso a los campeones nacionales desde Santiago de Chile a competir a estas tierras, y así los que vivimos todo aquello de muy chicos recordamos con especial interés las figuras de Raúl “Papín” Jaras, de Bartolomé Ortiz, de Boris Garafulich o de Emilio Ibarra, junto a los puntarenenses Goodfrey Finlayson, Mario Vitelli, o Esteban Capkovich, y los locales José Muñiz, Luis Bertacca, pedro Quenego y hasta Pablo “Patón” Guittard que compartió los festejos de la otra noche.
Luego en los años 70 vendría la época de oro del Turismo, nacido de aquella Vuelta de la Provincia de Santa Cruz de 1969 que organizara José Vildarraz y que fue el empujón para el naciomiento de las 24 Horas de Río Gallegos, de las 6 Horas de Puerto Santa Cruz, de los 1000 kilómetros de Comandante Luis Piedra Buena o del Gran Premio del Carbón en Río Turbio.
Epocas de grandes pilotos que compartieron toda aquella aventura y donde el Automóvil Club Río Gallegos fue generador, impulsor y gestor de tantos esfuerzos y de tantos nombres que hoy se pierden en la memoria.
Los tiempos fueron cambiando y el 18 de Marzo de 1990 se inaugura el primer piso de asfalto real y completo en el autódromo galleguense, lo que dura hasta el 30 de setiembre de 2001 cuando se reinaugura la remodelación completa del escenario que ya permitiría tiempos después la presencia de competencias nacionales como el Turismo de Carretera, y mas tarde el Turismo Nacional.
Hoy se cuenta con una infraestructura de primer nivel del país, el que sigue recibiendo remodelaciones y arreglos permanentes pero que es ejemplo en materia de obras para espectáculos deportivos, sumado a una institución que en sus jóvenes 50 años, no ha decaído nunca a pesar de las adversidades y los cambios .
Quizás por ello el Automóvil Club Río Gallegos es un ejemplo en el tiempo, junto a las grandes instituciones de Santa Cruz.